La cárcel tira de interinos y de la privada al faltar médicos

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Interior no logró cubrir ninguna de las cinco plazas que quedaron vacantes tras las últimas jubilaciones en 2019. Algunos días los presos son atendidos a través de telemedicina.

Los problemas de personal en el Centro Penitenciario de Burgos no solo se reducen al cuerpo de funcionarios que convive día a día con los internos. La cárcel acusa desde hace años la falta de médicos.

Las jubilaciones han dejado la plantilla completamente vacía y las plazas que oferta el Ministerio de Interior no son nada atractivas para los profesionales sanitarios. Ni por las condiciones laborales, ni por el salario, que es más bajo que en los servicios de la Comunidad y también que la privada. Así pues, el penal burgalés tiene que tirar de interinos y de clínicas para poder dar un servicio mínimo. 

Según explican fuentes sindicales, desde que en 2019 se jubilaran los dos últimos médicos no se han vuelto a cubrir las cuatro plazas vacantes, más la de subdirector, que tiene asignadas el Centro Penitenciario. Sólo un profesional asumió las funciones durante la pandemia. Por suerte, el virus no entró en la prisión hasta que pasó lo peor y no hubo un desbordamiento de casos, pero la situación dejó muy clara la necesidad de contratar más sanitarios. 

Sin embargo, a día de hoy las cosas siguen exactamente igual. Una médica interina se ocupa de la atención a los casi 300 presos que actualmente cumplen su condena en la penitenciaría burgalesa. Además, la dirección está tirando de profesionales de la privada a media jornada un día a la semana. 

«Muchos días no hay médico en el centro y se suple con la atención telemática. En ocasiones, ni siquiera eso», reconocen fuentes de los sindicatos, que advierten que no es una situación exclusiva de Burgos, sino que son decenas los centros en España que padecen esta falta de profesionales de medicina. La estrategia de algunas de ellas es muy similar: contrataciones menores puntuales de no más de 5.000 euros con la privada para cubrir un servicio mínimo.  

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, ha sacado varias convocatorias para intentar cubrir todas las vacantes que hay en España. Sin embargo, no ha atraído en absoluto a los profesionales. Para muestra, la última oposición. De una oferta de 80 plazas solo se presentaron 17 candidatos, de los cuales aprobaron siete. Ninguno de ellos optó por Burgos. 

La Confederación de Sindicatos Médicos (Cesm) lleva varios años alertando de esta falta de personal y de las paupérrimas condiciones laborales que oferta la Administración. Así, señalan que los médicos no quieren trabajar en el sector, entre otros motivos, por la gran diferencia salarial que hay con los profesionales de otras áreas. Así, estima que un sanitario de un centro penitenciario cobra casi 20.000 euros netos menos al año que uno que lo hace en Atención Primaria.

Cabe recordar que en los centros penitenciarios se atiende a una población reclusa muy elevada de drogodependientes, enfermos mentales o personas con patologías infectocontagiosas y crónicas. Una atención deficiente, advierten desde la Cesm, que puede derivar en a corto plazo en un colapso de la sanidad en las cárceles.

Fuente: diariodeburgos.es

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