El empleo temporal crece más que el indefinido por primera vez desde la reforma laboral

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Los datos de afiliación al Régimen General de la Seguridad Social del mes de junio encierran un dato poco optimista sobre la consolidación de la calidad del mercado laboral español: los ocupados con un contrato de carácter temporal han crecido más que los indefinidos en términos mensuales por primera vez desde que se aprobó la reforma laboral. Y la diferencia no es menor: los asalariados con un empleo eventual aumentaron en el paso mes en 68.323, frente a los 15.671 que se incrementaron los indefinidos.

La clave de esta variación mensual está en la evolución de los indefinidos ordinarios a jornada parcial y los fijos discontinuos, que retrocedieron en 2.723 y 29.842 afiliados medios, respectivamente. Esto contrarrestó el incremento de los indefinidos ordinarios a tiempo completo, que crecieron en 48.236 afiliados. Aun así, su incremento fue levemente menor al registrado por los contratos temporales a tiempo completo, que aumentaron en 48.597 ocupados. Pero también aumentaron los eventuales a tiempo parcial y los empleos de aprendizaje y formación.

El resultado es que el empleo temporal afianza el repunte neto que ya inició, tímidamente, en mayo, mientras que el indefinido pierde fuelle, lo que significa que, por primera vez desde que entró en vigor la norma, el empleo temporal lidera la creación de empelo asalariado.

La lectura positiva es que la afiliación de trabajadores de mayor calidad, los que tienen contratos indefinidos ordinarios a tiempo completo, han recuperado vigor respecto a los dos meses precedentes, en los que crecieron menos que los indefinidos fijos discontinuos, pero que no baste para superar a los eventuales es inquietante.

Por mucho que se apunte a la estacionalidad del empleo, hace un año el arranque del verano no tuvo este efecto. Esto significa que las empresas ya han absorbido los efectos de la reforma laboral en la contratación.

La caída de la temporalidad se frena

De esta forma, la tasa de asalariados al Régimen General con contratos temporales ha roto la tendencia de descenso ininterrumpido mes a mes que seguía desde enero de 2022, pasando del 13,8% al 14,1%. Son tres décimas, pero este primer retroceso se suma a los indicios que apuntan a que los efectos de la reforma laboral han tocado techo.

Aunque, eso sí, el saldo interanual sigue siendo muy positivo, con un incremento del 11% de la afiliación de empleos indefinidos frente a una caída del 27% de los asalariados que tienen contratos temporales. La cuestión es que si la creación de empleo de calidad se estanca la comparativa dentro de un año será mucho menos favorable.

Algo que ya está ocurriendo con los datos de la contratación: los indefinidos han aumentado un 1,1%, en términos mensuales, mientras los temporales se han disparado un 9,37% pasando a suponer un 57,8% del total. Que se firmen más contratos temporales que indefinidos pero su peso sobre el empleo en términos de afiliación sea mucho menor, responde a que estos son mucho más volátiles. Aunque es una clara mejoría respecto a la situación previa a la reforma laboral, cuando el porcentaje rondaba el 90%.

Sin embargo, la moderación del impacto de la norma es mayor incluso que la que anotan los datos de afiliación y se percibe en los datos interanuales: los contratos temporales caen un 12,37% y los indefinidos un 19,37%.

Los desafíos pendientes

En cualquier caso, tanto el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, como el de la Seguridad Social, Borja Suárez, han centrado la última rueda de prensa antes de las elecciones en presentar un balance positivo de los resultados de la reforma laboral sin señalar sombras para el futuro. Suárez ha recordado que el 74% de los asalariados tiene un contrato indefinido a tiempo completo, un 20% a tiempo parcial y un 8% son fijos discontinuos.

Al tratarse de empleos más estables, esto repercute positivamente en las cuentas de la Seguridad Social y en la ratio de afiliados por pensionista, pero la evolución mensual plantea dudas acerca de si esta evolución tiene margen de mejora o requiere medidas adicionales.

Para Pérez Rey, la clave está en la integración de la mujer en el mercado laboral, especialmente en lo relativo a la brecha salarial (un problema muy relacionado también con la calidad de sus empleos), así como para agilizar la entrada de los jóvenes en el mercado laboral, pero también para recuperar a los desempleados de mayor edad. “Ese esfuerzo se puede hacer“, ha incidido.

Por su parte, Joaquín Pérez Rey ha descartado que la “Reforma Díaz”, como la ha denominado en varias ocasiones durante la rueda de prensa, necesite enmiendas y ha asegurado que el reto de la próxima legislatura será la regulación del despido, como ha avanzado retiradamente la ministra de Trabajo, el empelo parcial, la redacción del nuevo Estatuto de los Trabajadores o la duración de la jornada, aunque no contempla medidas adicionales para afianzar la reducción de la temporalidad.

Fuente: eleconomista.es

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