Fuente: Canarias 7 de fecha 12 octubre 2021 enlace
La decisión del Gobierno de tirar el balón para adelante y ganar tiempo no es opción
El personal interino de la Comunidad Autónoma se empieza a cansar. Tras años de encadenar una situación laboral que, según los pronunciamientos judiciales, es contraria a la ley, se tomaron en serio la voluntad del Gobierno de Canarias de llegar a un acuerdo. Pero pasan los días, semanas y meses, y no se avanza un milímetro.
No es ningún secreto que el Gobierno central llamó en su momento a capítulo al Ejecutivo canario. En los despachos ministeriales no hizo ninguna gracia que en Canarias se estuviese abriendo camino a una solución para un problema que es de ámbito estatal, de manera que podría el personal de otras administraciones públicas reclamar una solución como la que se estaba armando en las islas. En este punto, el Gobierno canario parece haber olvidado el discurso sobre la singularidad de Canarias, el margen de autonomía y todo eso que suena muy bonito en la ponencia marco de un congreso político regional, pero que después hay que demostrar con hechos.
La decisión del gabinete de Torres de tirar el balón para adelante y ganar tiempo no es opción. Cada día que pasa, lo único que consigue es dar más fuerza al colectivo de temporales para atrincherarse, redoblar la presión y, de paso, que el problema crezca cual bola de nieve, pues las resoluciones judiciales en contra de esta situación de interinidad seguirán cayendo cual fruta madura de modo inexorable.
Parece que el breve -brevísimo- paso de Miquel Iceta por el ministerio competente solo sirvió para imposibilitar aún más la solución. Desplazado a Cultura por aquello de entenderse con el nacionalismo soberanista catalán, ahora le toca a Félix Bolaños decir si Madrid quiere ser parte de la solución o va a continuar jugando a poner la zancadilla.
Pero mientras se aclaran en Madrid, donde todos están pensando en cómo quedará el PSOE tras el Congreso Federal, el Gobierno de Canarias debe salir de la parálisis en que se ha instalado en este asunto. Los hombres y mujeres que llevan años esperando una solución merecen respuesta. Es evidente que se trata de un asunto con muchas aristas y también lo es que contentar a todos los colectivos laborales -los presentes y los futuros- con la solución será harto complicado, como también es incuestionable que el Gobierno se deja influir en esto por algunos colectivos sindicales que ven peligrar su representatividad. Pero no es de recibo que un Gobierno que venía a solucionar herencias penosas, se instale en dejar pasar los días y no hacer nada.