Fuente: Diario16 de fecha 19 de enero 2022 enlace
Para entender lo que ha ocurrido en los últimos meses respecto al conflicto de los trabajadores públicos en situación de abuso de temporalidad, es necesario analizar el conflicto situándolo en sus niveles de implicación y tiempo.
El conflicto de los interinos es complejo, puesto que, además de implicar mucha jurisprudencia y doctrina legal, también involucra a un colectivo muy importante de personas, tanto a los trabajadores en abuso de temporalidad implicados como a quienes se oponen a ellos, es decir, funcionarios y opositores.
Para entenderlo es necesario analizar la implicación que para cada colectivo supone el presente conflicto. La implicación es el motor o la fuerza interna que para cada parte tiene, es decir, la máxima de «postura, interés y necesidad».
La herramienta que nos dará una visión objetiva de este asunto es la pirámide de Maslow, a la que todo el mundo recurre, pero no por ser socorrida, deja de ser efectiva. Esta herramienta es, en realidad, una teoría sobre la motivación y trata de explicar qué impulsa la conducta humana. Esta teoría es una de las más conocidas, ya que explica de forma sencilla y muy visual el comportamiento humano según sus necesidades.
La pirámide se divide en cinco niveles que están ordenados de manera jerárquica teniendo en cuenta las necesidades que van atravesando los seres humanos. Cuando las personas tengan cubiertas sus necesidades básicas pasarán a otras necesidades más avanzadas, subirán de nivel en la pirámide, es decir, las personas desarrollarán deseos más elevados hasta llegar a la cima. En este sentido, Maslow estaba interesado en descubrir qué mueve a las personas en su forma de comportarse y por qué algunas se sienten más satisfechas que otras con sus elecciones. La pirámide también es, de arriba a abajo un indicador de discriminación.
De lo anterior, y en referencia al conflicto de los interinos, se puede deducir que nos encontramos dentro de un conflicto con dos oponentes en niveles plenamente diferentes. Por un lado, nos situamos por parte de los interinos en los dos niveles inferiores, por tanto, los más poderosos a nivel de apremio, pero los más discriminados y débiles.
Mientras tanto, estaríamos por parte de la Administración y por parte de los políticos en los niveles tercero y cuarto, más el cuarto que el tercero, por tanto, los discriminantes que necesitan discriminados para distinguirse.
Así, podríamos destacar que, frente a una administración ciertamente poderosa, cuyas necesidades son básicamente de «ego», se oponen los interinos que tienen una problemática de necesidades básicas de seguridad y de supervivencia económica.
El conflicto, en sí mismo, tiene diversas escalas o niveles, escalas que son resultado directo de la acción de las partes.
Por otro lado, es preciso analizar el conflicto en su visión propiamente intratemporal y se utilizará como herramienta la curva de Osgood, que mide la escalada de los conflictos.
En ella se puede observar que, en el momento presente, con la ley de interinidad del Gobierno de Pedro Sánchez ya publicada y en vigor, estaríamos, según fuentes jurídicas consultadas por Diario16, en la fase «decidida», es decir, la Administración conoce el conflicto, lo reconoce como tal, está decidida a solventarlo, pero aún no se ha comprometido a darle una solución válida para las partes, siendo, por tanto, la presente ley una estrategia de solución del problema mediante la división. Decidido a solventarlo, no quiso dar la razón a los interinos, solo que pretendió acabar inmediatamente con el problema.